Plaza de Armas de Pisco, 8 de setiembre del 2009, ceremonia por el día del desembarco de San Martín en Pisco hace 18 décadas.
Hoy tenía que hacer un trámite en el centro de Lima, estaba por el paseo de lo héroes navales y tenía que llegar cerca a la plaza de armas, el trafico endiablado como siempre me desanimo de tomar un taxi, así que decidí caminar, pase por Carabaya, vi el terreno donde se iba a realizar un proyecto multifamiliar cuando era estudiante, lo vi igual, nada había cambiado, llegue a la plaza San Martin, siempre me gusto esa plaza más que la Plaza Mayor, pase cerca al monumento de San Martin y vi una escritura, acerca de la primera bandera que tuvo el Perú.
Viendo a los turistas y peruanos tomándose fotos, recordé la pregunta de ¿cuándo se fregó el Perú?; al parecer creo que tengo la respuesta, el 26 de julio de 1822 el Perú se fregó en Guayaquil.
¿Porque ese día? José de San Martín tenía una visión diferente de una república para el Perú, el creo la Biblioteca Nacional, pues sabía que era la educación la que podía sacar a este país recién parido hacia adelante, creo la Orden del Sol, que reconoce el esfuerzo y la dedicación por la patria nueva, y le preocupaba la fragilidad de la sociedad limeña, él prefería tener una Monarquía Constitucional en el Perú, los criollos en coro lamentablemente se opusieron.
No hay documentos de lo que se converso ese día en Guayaquil, lo único que se sabe es que allí se decidió que Guayaquil pasaba a La Gran Colombia; hay algunas cartas, algunas oficiales otras apócrifas, donde San Martín declara que su presencia era un impedimento para que Bolívar llegara al Perú y sellara la independencia, el día 27 luego de un banquete, San Martin se retira de una manera callada, ese mismo día regresa al Perú.
A su llegada a Lima San Martín le escribe a Bolívar “He convocado al Congreso para presentar ante él mi renuncia y retirarme a la vida privada con la satisfacción de haber puesto a la causa de la libertad toda la honradez de mi espíritu y la convicción de mi patriotismo. Dios, los hombres y la historia juzgarán mis actos públicos”.*
Hace poco encontré uno de mis viejos libros de primaria, encontré una hoja doblada, en la hoja un texto que me dejo claro que la retirada de San Martin del Perú, represento una perdida para la naciente república; el 22 de setiembre dejando instalado el primer congreso constituyente, San Martín dirige estas lucidas palabras “La presencia de un militar afortunado (por mas desprendimiento que tenga) es temible a los estados que de nuevo se constituyen; por otra parte; ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano…peruanos: os dejo establecida la representación nacional; si depositáis en ella una entera confianza, contad con el triunfo, si no la anarquía os va a devorar. Que el acierto presida vuestros destinos, y que estos os colmen de felicidad y paz”.
Sus palabras fueron premonitorias, meses mas tarde llega Bolívar, se convierte en uno de los primeros dictadores del Perú, este disuelve el congreso, su ego llego tan grande que separo el Perú en dos partes y al alto Perú, le dio su nombre, después de ello la república ha sido solo una constante lucha de caudillos y una total anarquía.
Realmente me molesta ver la estatua de Bolívar justo frente al congreso que el mismo disolvió; sé que mis palabras suenan discordantes con la verborrea que se da en calles y plazas. El Perú se fregó quizás ese día, pero lo que debe importar es que todos los días se friega el Perú, cuando no usamos el puente peatonal, o nos pasamos la luz roja, o le bajamos un sencillo al policía o al inspector, cuando robamos cable o electricidad, cuando un policía te mienta la madre y te dice “ah sano eres’ como si ser decente en el Perú es tener un estigma, o cuando esa misma policía te asesina y te siembra droga para lavarse las manos, el Perú se friega con una prensa dedicada mas a los espectáculos que a los problemas del país.
Hay que tener mucha fuerza de voluntad para amar este país, pues al parecer nuestro país expectora a los buenos ciudadanos; este país necesita una revolución, pero no de banderas de derecha o de izquierda como muchos ignorantes hoy levantan, la batalla ahora es contra la corrupción, por cambiar el sistema desde dentro del sistema, salir de la apatía al compromiso por las cosas publicas; por tener una verdadera y genuina ley de partidos políticos, por una renovación por tercios del congreso, por que el voto no sea obligatorio, por que existan jurados y no solo jueces dictando sentencias.
Este es el mensaje de Don José de San Martin que quizás algún día llegue a escucharse en el congreso; y que hoy más que nunca debemos recordar.
Dios los bendiga a todos, que Dios bendiga al Perú.
*José de San Martín (carta a Bolívar. Lima, 10 de septiembre de 1822), de Historia del Perú de Gustavo Ponz Muzzo
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