1.08.2011

“La cultura como factor de cambio social: el caso Medellín”

Sergio Fajardo invitado especial en México habló hoy sobre: “La cultura como factor de cambio social: el caso Medellín” que dictó esta tarde en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara














“Vengo a hablar de un proyecto político”, espetó el ex alcalde Sergio Fajardo Valtierra, al inicio de su conferencia magistral “La cultura como factor de cambio social: el caso Medellín” que dictó esta tarde en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).

Lejos de la imagen habitual del político –y aún del matemático, que es su profesión- y vestido informal, con jeans, playera negra y zapato sport café obscuro, Fajardo Valtierra expuso el proyecto político que ha transformado a una ciudad conocida por su violencia. Recordó que fue un grupo de cincuenta “locos” a quienes se les acusó de buscar lo imposible, una candidatura y luego el poder, para poder gobernar y cambiar a una metrópoli que recordó a la tapatía: con 2.5 millones de habitantes, un río que la atraviesa y diez municipios… aunque aterrorizada por las estelas del narcotráfico y el crimen.

Con precisión de matemático, Fajardo diagramó “los problemas y el reto”, con dibujos de arbolitos que ayer expuso a su público y cómo, a partir de ahí, comenzaron a caminar cada rincón de Medellín. “Hay que leer la ciudad para tenerla en la piel”, dijo. Su proyecto, que se reflejaría en el eslogan de campaña Medellín la más educada, enarbola a la educación como la base del cambio social, pero más allá del discurso que todo político repite sobre dicha importancia, se ideó de forma “integral”, sin dejar a la cultura como apéndice del presupuesto.

Fajardo gobernó Medellín (2004-2007) y el motor de su gobierno fue la dignificación de los espacios de encuentro educativo-culturales bajo la premisa “lo más bello para los más humildes”, que lejos de utopía, significó dotar a los barrios más humildes de parques-biblioteca –con programas de lectura-, centros de emprendimiento, casas de cultura, un parque de ciencia y tecnología, en un largo etcétera como edificios de primer mundo. Además redignificó las escuelas públicas, pues “el primer paso en la calidad de la educación es la calidad del espacio… El que tiene autoestima aprende matemáticas más rápido”, sostuvo.

La pinza que cerró el proyecto fueron las campañas cívicas para atajar fenómenos sociales que comparte toda Latinoamérica: desde la participación política sin coacción disfrazada con la compra del voto, hasta respeto a la diversidad sexual, pasando por sexualidad responsable a derechos de las mujeres.

Fueron estas últimas las que más aplausos arrancaron, especialmente cuando dijo –previa disculpa por la Miss Universo tapatía- que durante su periodo como alcalde no hubo “ni un solo peso público para un reinado de belleza en la ciudad” (hubo aplausos más frenéticos). Incluso –narró- rechazó que la ciudad fuera sede del popular concurso mundial. “A mí no me van a tomar una foto con Miss Universo en el hotel Intercontinental. A nosotros nos toman una foto con el Rey de España inaugurando un parque-biblioteca”, sostuvo.

Fajardo aclaró que no tiene nada contra la belleza, que a las colombianas sobra. Sólo se quiso evitar repetir el mensaje de imagen de la mujer -como un prototipo que frena su desarrollo- y evitar añadirle a su doble o triple jornada “otra jornada para estar físicamente bella para poderla sacarla de la casa”, acusó. Y Medellín creó su propio certamen y premió a las mujeres con talento en distintas ramas.

Con su vasta exposición, convenció. Y confirmó las palabras de su presentador, Raúl Padilla López: “los medellinenses han recobrado la autoestima”. Y lo hicieron con el movimiento de Fajardo bautizado “Del miedo a la esperanza”.

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