4.14.2011

Invictus

William Ernest Henley
Más allá de la noche que me cubre
negra como el abismo insondable,
doy gracias a los dioses que pudieran existir
por mi alma invicta.


En las azarosas garras de las circunstancias

nunca me he lamentado ni he pestañeado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.


Más allá de este lugar de cólera y lágrimas
donde yace el Horror de la Sombra,
la amenaza de los años
me encuentra, y me econtrará, sin miedo.


No importa cuán estrecho sea el portal,

cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma.

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