4.10.2011

PPKimioterapia


Tengo náuseas desde ayer. He comenzado a sentir los estragos de tener que optar por una solución que es la única que a estas alturas del avance del cáncer, tiene posibilidad estadística de permitir que se le combata.
Lo único que me consuela es saber que mi elección seguirá siendo por principio, por principio no de mi sola conciencia, sino de algo que considero mucho más grande e importante: el país y la democracia.
Cualquier otra opción de mayor grado de democracia y paz social se ha esfumado. Ya no juega.
Contra el cáncer de la probada dictadura fujimorista que amenaza con avanzar y tomar todo el cuerpo del Perú, no hay, en estas aciagas horas, alguna otra opción que represente democracia.
Es cierto que la opción PPK no representa todo lo que necesitaremos para vivir en paz social. Es cierto que no representa lo que hace falta para garantizar una mejor distribución de la riqueza. Incluso representa un alto riesgo de mayor polarización social. También representa un alto riesgo de que se favorezcan las grandes inversiones sin tomar en cuenta a los más débiles, pobres y necesitados. Incluso representa en alto grado, un riesgo a que termine pactando con los mismos antidemócratas que estamos tratando de combatir. Y es que representan lo mismo en cuanto a modelo económico: derecha extrema. Pero la gran diferencia es que el cáncer fujimorista es derecha extrema sin democracia. Mientras que PPK es derecha extrema con ella.
¿Por qué importa esa diferencia?
Porque ante los desaciertos, yerros, negligencias, intentos de corrupción y faenones posibles, intentos de abusos a los nativos o a los más pobres, intentos de derechizar más la economía en perjuicio de quienes no tienen acceso a las bondades que puede ofrecer el sistema, ante la posibilidad de cualquiera de estos escenarios: EN DEMOCRACIA tendremos opción de investigarlos, denunciarlos, y eventualmente procesarlos. SIN DEMOCRACIA, esa posibilidad es casi imposible.
¿Pero acaso lo que tenemos ahora es democracia? ¿No es acaso la democracia la que nos ha llevado a la encrucijada en la que estamos ahora?
No. La democracia no es en sí misma la solución a nuestros problemas. Pero sí es el único marco de reglas que hacen cualquier solución viable y sostenible en el tiempo.
La democracia no es una fórmula mágica que cuando votas se hace realidad y baste. La democracia se construye y se fortalece con nuestras acciones y el resto de protagonistas y participantes.
Si la democracia que hemos vivido estos últimos 5 años no nos satisface es porque no hemos sabido ejercerla, empujarla, construirla, consolidarla como debimos. Pero si por ello optamos por NO DEMOCRACIA, ya todo estará perdido.
La democracia nos garantiza posibilidades de avanzar. No el avance mismo. La democracia nos garantiza una serie de reglas de juego (derechos, libertades, deberes) con las que tenemos que trabajar para ser mejor país. Y todo eso depende de todos nosotros. Sin democracia le delegas al dictador todo poder para hacer lo que le plazca. Y sin democracia, no podrás reclamarle como podemos ahora. No podrás denunciarlo como podemos ahora en democracia. Sin democracia no tienes voz.
¿Hay muchos sin voz actualmente y estamos en democracia?
Cierto. Y son todos los excluidos, pero no por la democracia per se, sino por el modelo económico extremo y excluyente. Hubiéramos podido, en democracia, hacer más por ellos. No lo hicimos. Para ellos la única opción de algún cambio es Humala, y se entiende que así sientan, que no tienen nada qué perder con o sin democracia, y se les entiende. El error que cometen es pensar que los cambios no se hicieron por culpa de la democracia. No se hicieron por culpa de todos nosotros. Punto. La democracia no es la culpable sino nuestra indiferencia. Y el otro error que cometen es pensar que sin democracia algunos de esos cambios podrán ser duraderos. No lo serán. Se caerán en algún momento, excepto que se hagan con reglas de juego democráticas.
¿Por qué cambiar el voto ahora? ¿No es eso votar en contra de tus principios?
No. Porque mi principio guía sigue siendo asegurar la democracia. Y sigo creyendo que el fujimorismo no la mantendrá. Sigo temiendo que regresemos a épocas oscuras en las que lo ilegal se legalizaba mediante interpretaciones auténticas o amnistías. Sigo creyendo que el fujimorismo es lo peor que nos pude pasar como sociedad. Por más buenas intenciones que algunos fujimoristas puedan tener.
Los mafiosos, los que mueven la maquinaria por detrás se comerán vivos a los bienintencionados. Eso es lo que creo. Y no quiero eso para mi país: no quiero asesinos del Estado, no quiero silencio cómplice de la prensa, no quiero que un gobierno corrupto vuelva a comprar el Poder Judicial, las FFAA, el Congreso, todos los poderes que en democracia existen para equilibrar el poder del mandatario. No quiero otra vez el grupo Colina, el SIN de Montesinos, no quiero que el chantaje, la extorsión, la difamación, la compra de conciencias sea la forma de manejar a la gente y a un país.
Por eso hoy voy a votar, no con alegría, no con júbilo, no con satisfacción, pero sí tomando en cuenta la realidad. No voy a votar por quien yo creía que era la mejor opción y que no era la opción ideal, ninguna lo es, realmente. Pero voy a votar por quien creo que tiene mayor posibilidad de entrar a pelear la segunda vuelta en democracia, con democracia y en contra del autoritarismo y el descalabro moral y social del país.
¿Pero PPK? Francamente… ¡¿PPK?!
Sí. Hoy votaré por un señor al que estaré vigilando por sus antecedentes lobbystas. Un técnico, sí, pero que piensa que la buena noticia del terremoto de Japón que mató a miles, es que los autos Toyota nos costarán menos. Un peruano, dice, desde que devolvió su pasaporte estadounidense, pero que es capaz de decir que a la gente en la sierra no le llega oxígeno suficiente al cerebro.
Un señor que probablemente derechice más aún nuestra ya derechizada economía, inflame aún más los 234 conflictos sociales que tenemos, pretenda no aceptar la consulta a los pueblos indígenas y muchas otras cosas que me repugnan y también me preocupan. Pero votaré por él, a pesar de todos estos temores, porque sea por conveniencia o porque sabe que sin reglas democráticas ninguna economía se sostiene, sea economía de derecha, izquierda, centro. Por tanto, ese señor que no me gusta, me asegura lo que creo que es requisito mínimo indispensable para pelear por todo lo demás en lo que creo. Sin democracia no hay opción. Con democracia las posibilidades están, sólo hay que tomarlas, y en serio.
Keiko Fujimori con K de Kuko
Claudia Cisneros.

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