4.25.2011

¿Y cuándo disipará las dudas, comandante?

Por Augusto Álvarez Rodrich
Las precisiones que aún no ha hecho Ollanta Humala.
Ollanta Humala ha recibido un importante espaldarazo de Mario Vargas Llosa que le puede ayudar a superar el déficit de credibilidad de su candidatura, pero él debiera corresponder dicho apoyo con una mayor precisión sobre el plan que aplicaría si gana la elección y sobre el equipo que lo acompañaría en su eventual gobierno, en lugar de mantener, como hasta ahora, la incertidumbre.
Tanto en declaraciones en Buenos Aires como en su artículo ‘Retorno a la dictadura, no’, Vargas Llosa sustenta su convicción de por qué no votar por Keiko Fujimori y por qué darle el beneficio de la duda a Humala junto con un apoyo exigente y crítico que permita minimizar el riesgo de su gobierno.
“Sin alegría y con muchos temores, voy a votar por Humala y voy a pedir a los peruanos democráticos que hagan lo mismo. Mi esperanza es que lo que dice el candidato sea verdad”, señaló aludiendo a que su ruta sería la de Lula y no la de Chávez.
Humala ha respondido que no espera un cheque en blanco: “Yo no pido que me regalen su confianza, porque la confianza no se regala, se gana”. Sin embargo, no parece estar actuando en esa dirección pues, a solo seis semanas de la votación, ya debería haber hecho varias precisiones que aún no ha ofrecido.
Estas pasan por conocer, en primer lugar, cuál es, finalmente, el plan de gobierno de Gana Perú, pues, hasta ahora, la posición de Humala ha sido zigzagueante. El 14 de abril dijo que, ante el nuevo perfil político que produjo la primera vuelta, “no impondremos nuestro plan de gobierno ni una nueva Constitución”, pero hace unos días anunció que “no modificaremos el plan de gobierno sino que buscaremos consensuarlo”.
Como se ha señalado antes en este espacio, el plan consignado ante el JNE es malo debido, primero, a que implica un estatismo anacrónico y, segundo, a que está mal escrito y es imposible entender, finalmente, qué plantea sobre asuntos tan relevantes como la Constitución, los medios de comunicación, los TLC o el papel del Estado en la economía. Los planes sí se pueden cambiar, pero un candidato está obligado a precisar, finalmente, qué propone al elector, lo cual aún no está claro.
Vinculado a la hoja de ruta está la tripulación. Los profesionales que se han incorporado al equipo luego de la segunda vuelta son, en general, valiosos e íntegros, pero sin un plan claro es como ponerle más bolas a un árbol de Navidad que no se sabe para qué se planta.
Ojalá que la punta 42/36 que le ha dado ayer la encuesta de Ipsos-Apoyo no sea un incentivo para que Humala crea que puede eludir las precisiones que son indispensables para reducir la incertidumbre y para que el ciudadano sepa por qué está, realmente, votando.

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