2.02.2010

Los felinos de Castañeda


Por: César Hildebrandt
El señor Luis Castañeda Lossio está convencido de que no pasará nada, así su segundo de a bordo se aparezca con un sorprendente BMW azul cuando el sueldo no le alcanza ni para comprarse el Hyundai que también tiene.
El señor Castañeda Lossio tiene metido en la cabeza el ejemplo de Fujimori, a quien sirvió en el Seguro Social. Y el ejemplo de Fujimori es claro: en el Perú, robar no es un problema.
La lasitud moral del peruano promedio permite que un Castañeda desaparezca 21 millones de soles, sustraídos de Relima, y siga con una aprobación de ochenta y tantos por ciento; o que un García regrese cual hijo (o papá) pródigo; o que un Kouri dé lecciones de civismo y aspire a suceder, precisamente, a Castañeda, con un apoyo mercenario que te da ganas de vomitar.
El Perú se descompone y por eso buena parte de su política tiene ese aspecto violáceo y muerto que a tantos extranjeros sorprende.
Es en ese espacio gangrenado donde Castañeda y Kouri compiten con denuedo por el segundo puesto. El primer puesto pertenece, sin discusión alguna, a Alan García.
Dicho esto, sólo me cabe informar a mis lectores que tengo en mis manos, gracias a fuentes anónimas, dos Acuerdos de Concejo del municipio de Lima.
Gracias al primero, fechado el 2 de abril del 2009, me entero de que el señor Castañeda se endeuda, como alcalde y en nombre de la corporación edil, con el Banco de Crédito del Perú.
En efecto, según el documento, la Municipalidad de este mudo que algún tendrá que cantar aprueba el préstamo que le ha ofrecido el Banco de Crédito del Perú y que alcanza el increíble monto de 134 millones de soles.
El préstamo que los Romero le hacen por lo bajo a Castañeda –por lo bajo porque todo esto tiene los visos de una operación secreta- tendrá que ser reembolsado en dos años –o sea a la velocidad del usurero- y supone un interés de 10 por ciento anual.
Es decir que Castañeda le hace ganar al BCP más de 26 millones de soles en intereses en un lapso de 24 meses, plazo que vence en marzo del 2011.
¿Y por qué Castañeda dispone así de los dineros que sólo debería administrar con pulcritud y disponer con respeto?
Primero, porque Castañeda hace lo que le da la gana. Segundo, porque es un buen negocio entre él y el BCP y no tengo duda de que el alcalde de Lima obtendrá de este modo su enésima tajada. Tercero, porque tiene adormecidos, a punta de dietas suculentas, a todos los regidores y regidoras del municipio metropolitano (incluyendo a apristas y a humalistas). Y cuarto, porque se sabe impune ante la prensa, que recibe lo suyo en publicidad muchas veces innecesaria.
¿No le alcanzan a Castañeda los impuestos que cobra, lo que recauda la Banda del SAT, las transferencias del gobierno de García a través del MEF, los flujos de Invermet, el chorro inagotable de Emape, los préstamos del Banco Mundial, el saqueo a las notarías y ciudadanos en relación a la alcabala, el financiamiento de la Corporación Andina de Fomento?
No, no le alcanzan. Por eso acude en secreto al BCP, su banco de confianza, y a la luz de una vela, cerca de una maritornes, en una posada, se deja tentar por la suma de 138 millones, 489 mil y veintiocho soles.
El acuerdo que cito ni siquiera especifica qué obra vital, que urgencia de Defensa Civil o de transporte se afrontaría con el dinero usurario del BCP. Se dice apenas que esa plata se aplicará “en obras viales y no viales”, lo que resulta tenebrosamente general.
Sin embargo, unas manos igualmente mágicas me consiguieron un segundo documento. Tiene fecha del 22 de diciembre del 2009 -cerquita de Papá Noel, los reyes magos y el siempre dadivoso Alibabá- y da cuenta de uno de los proyectos beneficiados con la plata del préstamo del BCP.
Ese proyecto se llama “Construcción de los Ambientes de Hábitat, Exhibición y Refugio de los Felinos en el Parque de las Leyendas”, o sea algo así como “jaulas para tigres y leones”.
El Acuerdo del 22 de dieciembre del año pasado señala que ese proyecto, que ocho meses atrás valía 5’996,401.56 soles, ha subido de precio y ahora cuesta 6’591,000 soles, “es decir –dice el propio texto- un incremento del 9.92%”.
El texto, que firman el judiciable Parra y el interrogable Danos –teniente alcalde y secretario general del municipio respectivamente- no dice por supuesto por qué demonios el proyecto se ha incrementado en 10%, desde su fecha de presentación en abril del 2009, ni en qué consiste esta maravilla tan cara ni a qué reserva keniana se parecerá ni qué extensiones abarcará en el perímetro no precisamente grandioso del Parque de las Leyendas.
Tampoco dice por qué una cifra tan agudamente exacta como 5’996,401.56 soles ha sido engordada y redondeada a 6’591,000, así, sin centenas ni centavos ni pormenores.
Lo que dice el documento municipal da vergüenza ajena. Dice que las modificaciones encarecedoras del proyecto –las que justificarían los 594,599 soles adicionales- han sido revisadas por la Oficina de Programación e Inversiones…”concluyendo que al no ser sustanciales no se requiere verificación de viabilidad y que dichas modificaciones no alteran la rentabilidad del proyecto”. Es decir, que adelante con el asunto y sin pestañear.
¿Seis y medio millones de soles para los nuevos ambientes de los felinos en ese Parque de las Leyendas bajo administración de Castañeda?
Como algunos de ustedes saben, amo tanto a los animales que a veces hasta siento que no soy demasiado justo con los seres humanos.
Pero ante una inversión así, me pregunto: ¿Esta ciudad, que en muchos sectores apesta a orina y a excremento, no tiene otras demandas más dramáticas de gasto?
Y si el felinario de Castañeda cuesta dos millones trescientos cincuenta mil dólares, ¿cuánto nos costarán –pregunto- las comisiones de las ratas?

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